A veces, los padres de nuestros estudiantes más pequeños se preguntan si nuestros Kids están entendiendo las clases, si recordarán los contenidos, si no resultará confuso aprender varios idiomas a la vez o, si en definitiva, el inglés “sirve de algo” a estas edades. Of course it works!
Sabemos que la mente de un niño es una esponja que absorbe contenidos y desarrolla habilidades con una destreza que ya quisiéramos para nosotros los adultos. Por eso, la etapa perfecta para empezar a aprender inglés es la infancia. Esa capacidad innata de los peques hay que aprovecharla, cuanto antes mejor, pero hay que saber cómo.
En Kedaro lo tenemos claro: ¡Desde ya y jugando en inglés! Porque dotar al conocimiento de utilidad y diversión es la mejor manera de asimilar y recordar. Así funciona el aprendizaje significativo, el que desarrollamos con nuestros pequeños a través de nuestra metodología del juego, con su propia experiencia, creando buenas emociones y recuerdos agradables:
- Partimos de los conocimientos previos. Nuestro primer mes de clase es muy importante para comprobar qué conocen y establecer un entorno favorable. Su punto de partida es el mundo real diario, junto a la propia capacidad de comprender y comunicarse.
- Nada despierta más la mente de los niños que los juegos, los retos, la competición y los estímulos auditivos y visuales. Jugando con ellos siempre tendremos estudiantes motivados y atentos que quieran formar parte del equipo, participar, competir y no quedar rezagados.
- Las emociones juegan un papel muy importante. La dimensión más emocional y afectiva de este aprendizaje y de nuestro sistema se da en la interacción, en la sensación de seguridad, satisfacción y conquista. La alegría de pasarlo bien y sentirse querido debe estar presente para hacer del inglés una experiencia positiva.
- La posterior contextualización e integración de los conceptos es fundamental. El inglés debe formar parte de su día a día: en el colegio y en la academia, en la música, en la televisión, en los libros, en un videojuego, en los viajes familiares. Establecer una rutina y ver la necesidad de lo aprendido serán herramientas imprescindibles para el progreso del niño a lo largo de los años.
- La guinda del pastel la pone la figura activa del profesor, que guía en el juego y en las instrucciones de cada ejercicio, que da seguridad y confianza, ayudando al niño a descubrir por sí mismo y a intentar comunicarse más y mejor.
Eso sí, padres del mundo, nuestros hijos no van a convertirse en bilingües en un par de meses. Están aprendiendo a hablar, a escribir, a pensar por sí mismos y desarrollar ideas, e incluso a moverse con coordinación y motricidad. Tengámosles paciencia. ¡Es normal que se cansen, se equivoquen o se frustren a veces! El aprendizaje en la infancia es una carrera de fondo donde cada emoción cuenta, cada juego suma y cada nueva palabra busca un recoveco que ocupar en la mente. ¡Cuanto antes empecemos, antes llegaremos exitosos a la meta!